“Financian conflictos armados con trata”

El Universal
08/01/201914:10:39

La trata también es utilizada por movimientos yihadistas, como el somalí Al-Shabaab, y grupos armados como el ugandés Ejército de Resistencia del Señor, para propagar el terror entre la población de los territorios en donde operan.

BRUSELAS, Bélgica, enero 8 (EL UNIVERSAL).- Desde Malí hasta Afganistán, el tráfico de personas se ha convertido en una fuente clave de financiamiento y de reclutamiento de los grupos rebeldes patrocinadores de conflictos armados, sostiene en un informe la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
La trata también es utilizada por movimientos yihadistas, como el somalí Al-Shabaab, y grupos armados como el ugandés Ejército de Resistencia del Señor, para propagar el terror entre la población de los territorios en donde operan.
En el caso concreto del Estado Islámico (EI), este método es utilizado como una “valiosa moneda de pago” para sumar combatientes a sus filas y mantener “contentos” a los que están en activo.
“Este grupo ha utilizado las redes sociales para atraer a mujeres jóvenes occidentales a sus territorios. Los reclutadores se hacen sus amigos, las halagan y elogian, a menudo abusando de su vulnerabilidad. Una vez que han llegado a los territorios controlados por el EI, estas mujeres y niñas son entregadas como ‘esposas’ o esclavas sexuales a los combatientes”.
También la yihad emplea el tráfico de personas con fines estratégicos y operacionales: los niños secuestrados de los territorios ocupados son adoctrinados para servir como combatientes o como suicidas con bombas. Los llamados “cachorros del califato” tienen entre 8 y 17 años de edad.
Uno de los grupos más asediados por el Estado Islámico son los yazidíes, una minoría religiosa perseguida con fines de explotación sexual, servidumbre doméstica y para la ejecución de operaciones militares.
En 2016 se estimó que había unos tres mil 300 yazidíes bajo cautiverio yihadista; 80% eran mujeres que se comercializan como mercancías, y el otro 20% prestaba servicio en los cuarteles logísticos y operacionales.
En zonas de conflicto, las víctimas de la trata igualmente son empleadas en condiciones de trabajo forzoso en la industria extractiva, particularmente en África subsahariana. En Sierra Leona, las fuerzas rebeldes utilizan un número significativo de niños en las minas clandestinas de diamantes. Los menores tienen entre 10 y 17 años.
El reporte presentado por el director Ejecutivo de UNODC, Yury Fedotov, examina las últimas tendencias en el ámbito delictivo del tráfico de seres humanos, poniendo el acento en el contexto de los conflictos armados, en los que existen las condiciones idóneas para que germine esta actividad delictiva, como es la erosión del Estado de derecho, la fragmentación social y el desplazamiento forzado.
El documento por la agencia de la ONU, con sede en Viena, cada dos años estima que 70% de las víctimas de la trata identificadas en todo el mundo son mujeres; de ellas, una quinta parte son menores de edad, “aunque su proporción va en aumento”.
La explotación sexual es el propósito principal de la privación de la libertad de las víctimas de la trata, con alrededor de 59%, mientras que 34% de los casos es con fines de trabajo forzoso. Entre los menores, la radiografía es diversa: cerca de 50% de los niños son sometidos a trabajo forzoso, mientras que 72% de las niñas, a explotación sexual.
Se estima que más de 357 millones de menores de edad vivían en zonas conflictivas en 2016. “Estos menores corren el riesgo de ser explotados por grupos armados o por otros traficantes”, indica el documento de la ONU.
Ese año, Naciones Unidas documentó 7 mil 736 casos verificados de niños asociados con grupos armados. “Si bien estamos lejos de poner fin a la impunidad, los esfuerzos internacionales y nacionales para la implementación efectiva del Protocolo contra la Trata de personas han marcado la diferencia.
“En los últimos diez años, la proporción de países que no registraron condenas disminuyó de 15% a 9%”, sostuvo Yury Fedotov. “Este informe muestra que debemos intensificar la asistencia técnica y fortalecer la cooperación”, subrayó el director de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.