02/07/201905:00:24

2019 La Izquierda de AMLO

02/07/201905:00:24

Cuando los lectores solicitan de manera particular, dar opiniones – sin polarizar- como la del primer año de la victoria del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) y su máximo jerarca Andrés Manuel López Obrador, y su impacto en la “transformación” del país, no es sencillo.
Calificado por él mismo como un gobierno social demócrata, es el de AMLO un gobierno que justo es reconocerlo, llega al poder en medio de dos escenarios específicos: en lo interno el hartazgo nacional por la corrupción de gobierno de Centro y derecha; y en lo externo la trayectoria internacional de contagio democrático a gobiernos de izquierda en América Latina que inició en Brasil y pasó por Argentina, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Paraguay.
En el caso del sureste, no es difícil reconocer que la mayoría de los ciudadanos votaron por tener a un Tabasqueño en la Presidencia. Y ahí está pues el paisano.
Sin embargo, realizar una evaluación al “proyecto de gobierno”, o a como lo definió él mismo, al cambio de régimen, 7 meses no es suficiente. Los gobiernos de izquierda en el mundo son evaluados a largo plazo -y que han terminado mal-, se llevó más tiempo que eso.
Ayer, el Presidente realizó un balance a su programa de gobierno enfocado a un discurso crítico frente a las políticas características del neoliberalismo, a quien advierte como el origen y reproductor de la exclusión social, las desigualdades, la corrupción y la pobreza.
Si nos vamos a la definición de Levitsky y Roberts, López Obrador está siguiendo al pie de la letra el librito de los partidos de izquierda que marcan como prioridad distribuir la riqueza o los ingresos hacia los sectores con menores ingresos, erosionar las jerarquías sociales y fortalecer la voz de los grupos desaventajados.
La gran desventaja de ese propósito, es la concentración del poder, la posibilidad de aplicar comportamientos autoritarios y generar condiciones de polarización social entre las clases medias y las poblaciones de menor ingreso.
Hasta ahí el proyecto, como tal.
Las cifras dadas a conocer por el Presidente la tarde-noche de ayer, será sujeto de análisis puntuales de especialistas en cada tema, el cual marcó como única diferencia a los anteriores, que fue público y en la plaza nacional.
La parte medular del discurso es el reconocimiento a los pendientes de su gobierno, en cuanto al sistema de salud, el crecimiento de la economía y la presencia de los índices de violencia en todo el país, que no han sido resueltos.
Sin embargo, pese a que remarcó el cumplimiento de 78 de 100 promesas de campaña, el gran reto de esto siete meses de gobierno y a un año de haber llegado al poder sigue siendo el combate a la corrupción, en los hechos, no en los dichos.
Arrancar de raíz el cáncer de la corrupción con Enrique Peña Nieto de fiesta en fiesta ( y en el caso de Tabasco Arturo Núñez de selfie en selfie), empaña el verdadero reto de la 4T.
Kybalión.- Las buenas noticias para el PRI, es que la 4T no lo tiene en su agenda de escombros electorales.
La ruta de Morena rumbo al 2021, es dejar claro que la izquierda en México solo es una. El Sol Azteca pues, está en la mira.
PRD deberá revisar su ruta crítica, cuando menos en Tabasco, donde dicho sea de paso, sobrevivió con un ayuntamiento por los cacicazgos municipales que existen en la región de los ríos.
Por lo pronto en el Congreso Local, el sabor a traición sabe a “Foro Nuevo Sol” y es de “izquierdo”.