07/10/201905:21:32

Alumnos…de la tele

07/10/201905:21:32

Cómo hacer, enfáticamente, para no “herir susceptibilidades”.
Esta sociedad necesita verse a sí misma, objetiva y con sentido de autocrítica. Y si algo no cuadra en el rostro y el alma colectivas, tratar de corregir en lo posible, que con eso lograríamos más que estando de brazos caídos.
Hábitos y costumbre, no atendidos, nos limitan, como si viviéramos entrecomillados; es decir, inscritos a rejas domésticas. Alegres de lleno, porque Tele y redes mandan las veinticuatro horas, a destinatarios absorbidos.
Tele, así se dice y nada para extrañarse que la RAE esté en proceso de validarlo.
Lo cierto es que el hacer personal, familiar y social, dependen de imágines vistas y oídas mil veces al frente de dos o tres medios que, sin lugar a dudas, tienen presencia constante y, por añadidura, influencia sobre pensamiento, palabra y obra de millones de mexicanos.
La Tele ¡vale!, es parte esencial de la casa. Más que un hijo o un padre, pero indeterminados. Es quien informa y deforma, a conveniencia y, por si fuera ello poco, secundada por redes sin adjetivos ni límites de tiempo.
Pocos, contaditos, en comparación con quienes caen a boca abierta, quedan a salvo, segundo a segundo; al fin que, para otros, el tiempo se convierta en dinero contante y sonante.
Dinámica incesante de medios de comunicación determinados, contrasta con la pasividad del común de oyentes. Porque hasta en lugares más íntimos de la casa se está recibiendo la señal del dominio.
Y dentro de ese universo de millones están niños, adolescentes, adultos: familias enteras. No es ironía: niños “conocen” más a personajes de telenovelas que a Octavio Paz o Carlos Fuentes. Nosotros, como alumnos abstraídos, abrimos cuerpo y alma sin de por medio ninguna defensa.
Empero, donde más cala es en la línea invisible trazada al final de la infancia e inicio y desarrollo de la adolescencia y primeros datos de juventud. Para quienes miden el raiting, perdón, quise decir el índice de audiencia, estamos aprobados.
Aprobación de excelencia que no es más ni menos que una entrega sin tasa ni medida. Que pase con niños y adolescentes no es sino resultado de la irresponsabilidad de sus mayores.
Que pase con adultos deviene en que, de tiempo atrás, fueron niños y adolescentes entregados a la suerte de parecidas circunstancias.
De modo que la Tele, a través de los años, en Tabasco de principio de los sesenta para acá, nos hizo sus alumnos puntuales; a lo que, por añadidura, siguieron otros distractores, en ejercicio de un poder así ejercido en contra de la educación, fuera de toda revisión y control.
¿Por qué tanto bien nos estará haciendo tanto mal? ¿Nos divertimos en la Torre de Babel?