05/01/201805:00:01

Diáspora política

José Alberto del Rivero Análisis

Análisis

05/01/201805:00:01

Mis amables lectores, iniciamos el 2018 al menos el que esto escribe, –y espero que ustedes, así como yo– estemos con esa ilusión, de que ya falta menos para tener un mejor mañana. Porque al cierre del 2017, aquí en Tabasco, nos amanecimos con dos Sanborns ya cerrados, los maestros sin aguinaldos, independientemente del alza de la gasolina, las tortillas y ¡pa’ qué les digo más! Pero seamos optimistas y no perdamos la cordura, aunque les quiero decir a ustedes, que lamentablemente, no hay actor político con cordura, porque la pierden cuando tienen un puesto. Si no, ahí está el récord que estamos batiendo para 2018, según datos de El Universal: “solamente por concepto de intereses (sin contar los pagos de capital) el gobierno de México desembolsará en 2018 la cantidad de 698,170 millones de pesos. Eso equivale a una suma mayor que lo que gastaremos en educación (275,443 millones), salud (121,934 millones), desarrollo social (106,645 millones), comunicaciones y transportes (77,254 millones) y muchas otras dependencias estratégicas para el desarrollo del país.” Todo esto se ha venido arrastrando por los políticos de esta oligocracia que está en contra de Andrés Manuel López Obrador.
Mis pacientes lectores, permítanme decirles que debemos estar preparados ante esta oligarquía que está utilizando todos los medios a su alcance para evitar que llegue aquel que llegará; y por cómo cerramos el 2017, esta partidocracia ha provocado lo que he llamado, la diáspora política. ¿Por qué diáspora política? Son emigraciones colectivas, con destinos muy distintos, por la presión de los acontecimientos, de modo singular, el desenlace adverso de las guerras civiles, que muchos de ustedes me podrán decir ¬– ¡Ah, para evitarlo, la oligarquía aprobó la Ley de Seguridad Interior! Que por cierto nos dice Muñoz Ledo, será utilizada para dar un golpe de estado electoral para forzar el triunfo de Meade en 2018 “metiendo al ejército como un instrumento de amenaza, no en contra del narco, sino en contra de la oposición. La gran operación disuasiva de cambio de régimen trae lo suyo, el Estado de sitio” Por cierto, mis amables lectores, en mi artículo del 15 de diciembre de 2017, publicado en Diario de Tabasco; “monólogo del mitómano” escribí que esta Ley de Seguridad Interior apuntaba para tener controlada las elecciones del 2018, que insisto y reitero, bajo protesta de decir verdad, quiero estar equivocado y que tengamos una elecciones sin mayores problemas.
Sin embargo, la realidad de las cosas, la partidocracia le ha declarado una guerra intestina electoral para evitar que llegue el que llegará, restándole todos sus méritos y derechos; Pero, ¿creen ustedes que nada más ellos tienen derechos y Andrés Manuel no tiene derecho? Y esto me recuerda lo que dice Salvioli: “Los Derechos Humanos llegaron para molestar a los actores políticos. Se debe exigir a los gobiernos que asuman la responsabilidad de propiciar las condiciones necesarias para rescatar a la dignidad del menospreciado con el que suele ser tratada. Porque los Derechos humanos son los Derechos del otro.”