21/03/202123:42:00

DON ENRIQUE GONZÁLEZ PEDRERO L

21/03/202123:42:00

En el municipio nacimos. En el municipio crecimos. Se nos enseñó a quererlo y sufrirlo. De lo primero, hay una partida de origen, hábitos y costumbres. En lo que toca al crecimiento, si éste se midiera por años, ni hablar; pero la vida de cada individuo dice lo contrario.
Con el municipio –pensando en todos- algo parecido ocurre cada tres o seis años. Nacieron una fecha de reconocimiento público. Cunduacán, el 8 de septiembre de 1625, día en que la Iglesia Católica celebra su Natividad, para confirmar creencias religiosas y de toda índole…políticas, incluso, nada ajenas al cristianismo; al punto de hacer la misa por el onomástico municipal…cuando no con el Alcalde arrodillado.
Al fin y al cabo, creer es creer, por donde se vea. El hecho es que, entre mitos y tradiciones, demos rumbo al sentido de pertenencia, sin limitar sentimientos al territorio local, menos aun cuando ahora ya juguemos con redes sociales que ponen el mundo a nuestro alcance.
La realidad que es el municipio tiene sus rebotes, de ordinario.
Leyes reglamentarias son ignoradas, al grado que la regla de administrar bien se convierte en excepción.
De que haya leyes, cabildo y quién lo preside, no nos quepa la menor duda. Pero, una tras otra, generalidades hacen otros conteos.
México está conformado por un número indefinido, mayor de dos mil municipios; casi todos de medio ganchete por el hecho de que hacerlo bien en pocos da lo mismo que hacerlo mal en muchos.
Es pensando en los esfuerzos del Lic. Enrique González Pedrero, por integrar a Tabasco a partir de la geografía municipal, que arranqué a grandes rasgos la relatoría de tres años, de 1986 á 1988, donde, supongamos, si nada más hubiésemos construido la Vía Corta Cunduacán-Villahermosa
bastaria para rubricar con el poeta musical Nervo: Estamos en paz.
Que son suficientes tres años, claro que lo son. Que hubo y llegan recursos económicos, cuándo no en Tabasco, hasta el sol de hoy. Que cómo se programen, es, históricamente, otro cantar. Que el pueblo desconozca la obra pública, recurrente paradoja.
Si hay acciones que emocionan, una de ellas fue la Capilla del Panteón Municipal, inaugurada por don Rafael García González, Obispo de Tabasco, en compañía de Antonio Elías, --casado con la bella cunduacanense Fílida Escobar Burelo-, el dos de noviembre de 1988, Capilla que hasta el año 2021 es la mejor de Tabasco, proyectada por el Arq. Santiago Vinagre de Dios, o la Unidad de Rehabilitación Dr. Manuel Rodríguez García, una verdadera obra de gusto y que el primer Oncólogo de Tabasco visitaba año con año en unión de sus hijos, o sendas marimbas donadas a la Parroquias de la Natividad y de San José Tulipán, y a las Primarias Rosendo Taracena y Adán Pérez, y secundarias Técnica Veinticinco y la Sánchez Mármol.
Alargar lo lista puede resultar prolijo. Errores hubo, y equivocaciones, a mucha honra.
Caso es que, desde publicado el comentario I, con la generosidad de Diario de Tabasco, encontré motivaciones, sin riguroso orden, en cincuenta artículos de cuyo contenido no pido disculpas y palmas de nadie.
Haber tratado con el Lic. Enrique González Pedrero y puesto en sus manos, en una de sus giras la redondilla que dice: Con acentos vegetales/y su bien timbrada voz,/el árbol saluda a Dios/por los puntos cardinales/…Recorriendo tal sendero/ y muerto casi el sentido,/ el árbol es sustituido/ por un pozo petrolero…Y observar que lo ojeaba con fruición, fue una de tantas experiencias gratas a la memoria.
Haber escrito los trazos precedentes, entrañan el reconocimiento menor que un tabasqueño de Cunduacán hace a otro tabasqueño excepcional.
Cunduacán, Tab., a 22 de marzo de 2021