08/12/201923:31:13

La prensa ¿Lejos o cerca del poder?

08/12/201923:31:13

Hace ocho días el Presidente Andrés Manuel López Obrador, aseguró que, la prensa, entre más lejos del poder, mejor, algo lo empujaría a expresar esa idea, no compartida por cierto por algunos analistas, no pocos han opinado -y con ellos nosotros-, que faltaron conceptos al Presidente para precisar su opinión, la concepción básica de prensa, la que aprendimos de excelentes maestros y libros de historia de periodismo, es la de que debe de ser un regulador del poder, denunciante de los abusos de los gobernantes y fiscalizador de los actos de autoridad, para garantizarle a la sociedad, con la que se suscribe un compromiso fundamental, la mejor convivencia. Cómo, entonces, mantenerse alejado del poder.
Quizá lo haya dicho el Presidente, por su reiterada antipatía, condena y rechazo absoluto a la prensa mercenaria entregada al poder público y al poder económico y a los periodistas que estuvieron al servicio del neoliberalismo que durante años desinformaron a la población sumiéndola en el engaño, haciendo gala de las mejores estrategias de manipulación, para hacerle creer que las cosas venían marchando de maravilla y que México en sus manos estaba a punto de convertirse en un país de primer mundo. Quizá lo haya dicho, también, por considerar que toda la prensa, que todos los periodistas, buscan estar cerca del poder para enriquecerse vendiéndose al mejor postor. Quizá.
Cierto, que la prensa y los periodistas deben de estar mucho más cerca de sus lectores y de los grandes intereses de la sociedad, que del poder como fuente de privilegios, claro, para quienes venden honor e inteligencia, cultura, dañando, traicionando a la comunidad, pero decir que debe de estar lejos del poder, porque sí, es tanto como negarle el propósito de vigilar la buena marcha del gobierno y el funcionamiento correcto de las instituciones de la república.
Marty Baron, director del influyente diario estadunidense Washington Post, define que “Periodismo es pedir cuentas al poder”, una definición que todo mundo entiende por breve y directa, como acepta el periodista Ignacio Escolar, director de eldiario.es.
Otros autores consideran que es bueno que la prensa mantenga cercanía con el poder, no para componendas ni complicidades, no sólo para vigilar que no cometa atropellos o denunciarlos en caso de haberlos, sino para acompañar en sus funciones a los buenos gobernantes, pues malo y hasta terrible es que anden mal acompañados, muchísimas páginas de la historia registran que han sido estos, los malos acompañantes de los buenos gobernantes, los que llevaron a reyes, a príncipes, a ministros, al cadalso, a la hoguera.
Mantenerse lejos, lo más lejos del poder cuando este se convierte en un inmoral comprador de conciencias y dignidades, sí, y si este fue el sentido de la expresión del Presidente, no se le negará la razón al primer mandatario, Pero alejarse de él para dejar de contribuir con sus razonamientos y participación al perfeccionamiento de la sociedad, jamás.
La prensa, los periodistas, deben de estar cerca del poder para impedir que este trate a los ciudadanos como menores de edad, el papel de la prensa es informar, formar y transformar, no consentir ni influir para que la desinformación, la desorientación prevalezca en el seno de la comunidad. Nuestros clientes son los lectores no las elites políticas o económicas, como dice Escolar, “nuestros valores, por nobles que sean, no pueden estar por delante del valor fundamental para la prensa; el del respeto por la verdad”.
En una época como la actual, cuando se pretende transformar la república y dejar atrás un régimen atroz de abusos, crímenes, injusticias y desigualdades, de rapiña, el poder debía de marchar acompañado de la mejor prensa integrada en un grupo compacto y homogéneo para hacer trascendente el mensaje, el propósito, la filosofía, los principios que empujan al gobierno a convertir a México en un país libre de corrupción y atraso hasta situarlo en el mapa de las potencias mundiales.
Entre el poder y la prensa, entre el poder y los periodistas, hay de lejanías a lejanías y de cercanías a cercanías. Lo que hace falta es fijar las conveniencias y diferenciar, dilucidar lo bueno de lo malo, lo útil y necesario de lo nefasto y lo retardatario, Además ¿cómo pedirle a la prensa que entre más lejos del poder mejor, si todas las mañanas se le tiene a pocos centímetros en el Palacio Nacional, sede del poder central de la república? Digo.