25/01/202100:38:18

No hay tabasqueño discreto

25/01/202100:38:18

Los tabasqueños somos bastantes comunicativos, nos gusta expresar lo que pensamos, creemos, sentimos. Somos expertos en armar cabos, tejer historias, crear o destruir personajes y escudriñar teorías conspiratorias.
Es por eso a nivel nacional nos hemos ganado esa expresión que señala que hay que tener cuidado con un tabasqueño porque en la mañana te puede inventar un chisme y por la tarde comprobarlo.
Es por ello que Andrés Iduarte, aquel ilustre tabasqueño que fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en Nueva York, alguna vez dijo que no hay tabasqueño discreto:

“Lo que ocurre es que la imaginación le retoza en la cabeza, le borbotonea en el corazón, se le agolpa en el pecho, le mueve los brazos, le alumbra los ojos, le cosquillea en la lengua y, por fin, se le escapa por los labios. No es indiscreción, es necesidad imperiosa de darle salida al alborotado caudal de sentimientos y pensamientos que se le agolpan en el alma”.

En los cafés y restaurantes se estudian perfiles, se analizan y se arman candidaturas, gabinetes, personajes… mismo que al día siguiente se destruyen para empezar nuevamente la tarea; las trayectorias se vuelven a estudiar, explorar, examinar, a diseccionar lentamente.
Esa catarsis es la que quizás ha ayudado a los tabasqueños a seguir adelante, pues dicen los expertos que quien expone lo que piensa y dice lo que siente goza de cuerpo más sano y alma más limpia.
Tal vez ese sea el origen de la especulación genuina, de la expresión libertadora que nos hace soltar lo que pensamos, creemos y concluimos.
Con tanta información de boca en boca y con la complicidad que nos dan las redes sociales que desde el anonimato se pueden soltar rumores, muchas veces originados por los mismos involucrados, da paso a que como etimológicamente lo indica la palabra rumor, se produzca más ruido, propiciado precisamente por este proceso de deliberación colectiva.
Todos los involucrados en la mesa de debate exponen sus ideas, repiten los rumores, exponen sus argumentos, tejen sus historias y sacan sus conclusiones.
Vayamos pues…es la hora de polemizar, debatir, deliberar y para citar a un clásico hay que recordar que “cuando dos tabasqueños discuten…el que respira pierde”.