16/03/201805:00:44

“No suelten al tigre”

José Alberto del Rivero Análisis

Análisis

16/03/201805:00:44

Mis leales lectores, hace unos días, como todos los años, se celebró el gallo tradicional que muy merecidamente realiza nuestra leal universidad a Benito Juárez para rendirle un modesto, pero modesto homenaje a un hombre que entendió desde un principio los valores de una patria libre, y que no permitió que México se doblegara ante el país más poderoso en ese momento, que era Francia, y que, a todas luces hay en este momento de incertidumbre y espacios anárquicos. Pero me estoy adelantando, porque, así como empecé con Juárez, así quiero terminar. Así que ténganme paciencia, pero mucha paciencia, mis amables lectores. Se escuchan voces, y entre esas voces, va la mía, y de muchos, pero muchos mexicanos que ven en AMLO el que puede, ya que es él el que toma los paradigmas de los principios rectores de Benito Juárez, y permítanme ustedes empezar con un momento digno de principios que le afloraron a una pleya de hombres entre los que estaba Juárez, cuando los ultra conservadores le dan un golpe de Estado a la Constitución de 1857.
No sé ustedes, pero he platicado con algunos amigos en donde hemos hecho una serie de reflexiones recordando momentos que han marcado la vida de nuestra patria. Coincidimos en que el México político de hoy es el México político del 19 de noviembre de 1933, cuando el Partido Anti reeleccionista y la Confederación Revolucionaria de Partidos Independientes tuvieron un mitin muy animado en el Teatro Politeama, (donde durante casi veinte años estuvo el cine Palatino), en donde la multitud interrumpió muchas veces el discurso del orador: “¿Hay libertad en México? No. ¿Quién tiene el monopolio del azúcar? Calles. ¿El monopolio de la leche? Calles. ¿Quién trata de apoderarse del monopolio de la sal? Calles. ¿Quién usa los ferrocarriles para sus negocios propios y personales? Calles. Aquí tenemos un Wall Street; es el callismo. Muera el callismo.” Eso dio motivo para que fuera dispersado con gases que impidieron a la multitud anti PNR permanecer en la sala. Dulles John, W.F. “Ayer en México. Una crónica de la Revolución (1919-1936)”, ed. pp. 530 y 531, ed. 196, Fondo de Cultura Económica.
¿Por qué la referencia de esa fecha, mis leales lectores? Son los momentos que estamos viviendo, y permítanme recordar una frase que vino a ser el parteaguas de la revolución que dio pie a una serie de crímenes y levantamientos en diferentes puntos de México. La referencia histórica se hace por algo que trae a colación la mañana del 31 de mayo de 1911, en Veracruz, poco antes que abordar el “Ypiranga”, que lo llevó a Francia, cuando el general Porfirio Díaz afirmó: “Ya soltaron al tigre. A ver si Madero puede con él”. Hace unos días, AMLO, al final de una reunión con los banqueros, parafraseó: “Si se atreven a hacer un fraude electoral, yo me voy también a Palenque, y a ver quién va a amarrar al tigre, el que suelte el tigre, que lo amarre”. Y como la historia me apasiona, esto me lleva al inicio de este artículo, que lo empecé sobre la semana de Juárez, y, a otro momento de este gran mexicano, Benito Juárez, cuando los ultra conservadores, cito textual: “no podemos permitir que esta Constitución (1857) entre en vigencia: POR SER DE UN PROGRESO EXAGERADO”. La causa: el miedo a esta Constitución, entre otros muchos motivos, cito el artículo primero de la Constitución de 1857: De los derechos del hombre Artículo 1º.- El pueblo mexicano reconoce, que los derechos del hombre son la base y el objeto de las instituciones sociales. En consecuencia, declara, que todas las leyes y todas las autoridades del País, deben respetar y sostener las garantías que otorga la presente constitución.
Y tuvieron que pasar tantos años para que hoy esta constitución reconociera la grandeza de Juárez.