17/04/201900:00:36

“No tengo derecho a fallar”

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Lo dijo en Cárdenas, la heroica ciudad en la que se levantó en armas el coronel Andrés Sánchez Magallanes, en defensa de la Reforma y la República, tierra de Carlos Greene Ramírez, primer gobernador por la recién celebrada Constitución de 1919, lo mismo del abogado y diputado federal al Constituyente del 17, en Querétaro, José del Carmen Sánchez Magallanes, hermano de Andrés.
Lo dijo pensando seguramente en estos personajes históricos y sus hazañas, y en otros, quizá, como los generales Ignacio Gutiérrez Gómez y Ramón Sosa Torres, combatientes contra el dictador Díaz, el primero, y del usurpador Huerta, el segundo, próceres que marcaron con su ejemplo un nuevo camino a seguir en pro de un México con mejores condiciones de vida.
Lo dijo y lo escucharon miles de tabasqueños reunidos el sábado 13 en la plaza principal de la cabecera municipal, entre ellos, claro, dueños de la ocasión, delegados y subdelegados de 186 comunidades que protestaron cumplir sus obligaciones; el progresista alcalde Armando Beltrán Tenorio, reconocido ampliamente por el trabajo realizado en sólo seis meses de administración, el diputado Tomás Brito Lara, cardenense distinguido, presidente de la mesa directiva del Congreso del Estado, legisladores federales, empresarios y productores, etc.. “Hay que trabajar muy firmes en este gobierno, con convicción, honestidad y lealtad, por el bien de Tabasco. Yo no fallaré, no tengo derecho a fallar, y si alguien cree que fallamos, que nos lo diga para corregir el rumbo ”, dijo el gobernador Adán Augusto, a quienes de hoy en adelante serán –ya son- la puerta de golpe municipal en materia de atención ciudadana. Les dijo más.
“Ni Tabasco ni Cárdenas merecen que se actúe con hipocresía propiciando la corrupción; aquel que aproveche la representación para beneficio personal, lejos de contar con la solidaridad de la sociedad y de la autoridad, tendrá el debido correctivo (…) “Se acabaron los tiempos en los que, al decir de la propia gente, llegaban los delegados sólo a traficar con el sello oficial cobrando por ello, autorizando sobre todo venta de alcohol, además de encubrir el clandestinaje…”.
“Es tiempo ahora de trabajar por la comunidad y los delegados tienen que honrar su historia de vida, fueron electos, al igual que la autoridad municipal y los legisladores, porque la ciudadanía les guarda una consideración muy especial y no hay que defraudarla. Hay que corresponderla”.
Que no fallen, entonces, porque como él, nadie tiene derecho a fallar, la elección, democrática y en orden, fue una fiesta cívica, dijo el presidente Armando Beltrán Tenorio, en la que participaron 46 mil ciudadanos sin distingo de credos y banderas partidistas.
Adán Augusto López Hernández como Armando Beltrán Tenorio, Tomás Brito Lara y las decenas de delegados y subdelegados cardenenses, no son, como casi la totalidad de los políticos en funciones, otra cosa distinta que el resultado de cuanto ha sucedido en Tabasco en los últimos tiempos. Son, hoy, de acuerdo con la voluntad popular, la solución mejor acabada y la consecuencia política de la historia de Tabasco y México.
Adán, como Beltrán, Brito y otros, abrevaron en la escuela pública creada por la Revolución y concluyeron su formación profesional en centros educativos de distinto orden en donde aprendieron a dilucidar entre lo egoísta y lo social, entre servir y ser servido, entre transparencia y la obscuridad, entre excelencia y la deficiencia.
Tuvieron la oportunidad, con el apoyo de padres y maestros ejemplares, de elegir su vida, de encajarse en ella, ejercitando todos los días la libertad y tomando libremente sus decisiones. Son tabasqueños de su tiempo que viven un proceso de tránsito fundamental porque sin duda se va a acceder a etapas en las que las complicaciones externas y los factores internos, requerirán de una firme decisión de servicio. De entrega total
No tienen derecho siquiera a equivocarse, mucho menos a dejar de cumplir sus responsabilidades. Se han formado e informado sobre el largo proceso histórico del país y del estado que ha costado dolores, lágrimas, tanta sangre, tantas decisiones valientes, tantos mártires que la conformación de una patria mejor le ha costado a México y a Tabasco. Saben cómo, históricamente, cómo culturalmente el poder ha aprendido a controlar el poder y cómo la sociedad contemporánea ha realizado instituciones y proyectos para orientar, adecuar y justificar el poder en razón y función del servicio.
Por formación saben esto, no podrán afirmar luego que no sean hombres informados sobre el camino a recorrer para trascender en el bien y lo bueno. Y bien que lo haya dicho el gobernador y haya sido en tierra pródiga en hechos históricos: “No tengo derecho a fallar”, no lo tiene ningún hombre público, menos en esta delicadísima hora de México y Tabasco.
Sea.