29/08/201800:00:02

El trabajo en tiempos diferentes

29/08/201800:00:02

El Presidente Peña Nieto les demostró a los tabasqueños que los compromisos que como candidato contrajo ante notario, no representaron acciones que hubiera cumplido puntualmente, muchas fueron las circunstancias que intervinieron a lo largo de su mandato, para que varios proyectos quedaran en el cajón de las buenas intenciones.
Quizá por ello nuestros políticos, los que ganaron un cargo en las elecciones del 1° de julio, evitaron correr riesgos y dejaron en el aire múltiples ofrecimientos hechos a la población para mejorar la situación actual del estado y propiciarles a las familias la posibilidad de superar carencias y mejorar las condiciones de vida en las que se debaten teniendo escasas oportunidades de salir avante.
Sin embargo, existe la esperanza de que algo ocurra en los próximos meses para que los próximos alcaldes y diputados, teniendo al próximo gobernador al frente, realicen una nueva gira por sus municipios y distritos no sólo para agradecer al pueblo su confianza sino para comprometerse a cumplir con los ofrecimientos que despertaron expectativas favorables en miles de personas.
El licenciado Adán Augusto López Hernández, dijo en alguna ocasión que realizaría ese nuevo periplo, precisamente para reiterarle al pueblo que no les fallará, a lo que por cierto no tiene derecho por ser un político bien informado, con innegables valores familiares y principios políticos que deberán mantenerlo alejado de la mentira y la improvisación.
En 1985, al término de las elecciones intermedias, los alcaldes y diputados ganadores, firmaron lo que se llamó “Compromisos Públicos de Campaña”, documentos integrados por las acciones mínimas que realizarían una vez en el desempeño de sus cargos, mismas que no sufrirían alteraciones al partirse de la base de que los presupuestos serían ejercidos con honradez y transparencia.
Algo por el estilo, sin constituirse en copiones, deberían de hacer los próximos alcaldes y diputados llevando como testigo de honor al gobernador electo cuando inicie esa gira de agradecimiento por la entidad y estreche su vínculo con esos miles de coterráneos que lo llevaron a un triunfo que marca metas históricas difíciles de superar.
Se realizarían reuniones de trabajo en las que se expondrían detalladamente los programas a desarrollar, estructurados de acuerdo a la demanda de los habitantes.
No se tiene noticias hasta hoy sobre que los futuros alcaldes y diputados, o cuando menos alguno, tenga pensado hacer esto o algo parecido para marcar el inicio de los nuevos tiempos que correrán a partir del próximo gobierno, se espera que se trabaje mucho en equipo y que la solidaridad social, comunitaria, sea una de las premisas que distingan la nueva forma de hacer gobierno durante la Cuarta Transformación.
No creo escribir de más como tampoco inventar el hilo negro. Cualquier regimen de izquierda tiene como característica vital la participación e inclusión sociales y por supuesto el respeto absoluto a la sociedad que lo hace posible.
De tal modo, debía de iniciarse, de acuerdo con los compromisos contraídos, con un esfuerzo compartido que sea base de la promoción del desarrollo y que se realice a plenitud para beneficio del pueblo, como proclamó tantas veces durante su campaña, Adán Augusto López Hernández.
Como nunca antes, en momentos en los que casi desaparece el pluralismo partidista en la entidad de acuerdo con los resultados electorales de julio, lo mismo en el plano municipal que en el legislativo, el trabajo de los políticos que estarán al frente de las instituciones en tiempos diferentes a los acostumbrados, deberá de estar más que dirigido, aplicado estrictamente al interés social para dejar atrás la simulación, el oportunismo y la improvisación lucrativa que tanto daño ha hecho a la sociedad.
No sería mala idea que el regimen de izquierda, el segundo que arriba a Tabasco pero con origen en partido distinto, trascendiera el sexenio no sólo por un resultado final sino por la forma en la que sus abanderados comiencen sus labores bien agarrados de la mano del pueblo. Firmar sus compromisos, asegurándole a ese pueblo su adhesión y respeto, sería no sólo un buen comienzo sino hasta un aliciente. Digo.